HÁBITO Y POSESIÓN

HÁBITO Y POSESIÓN (Facultad de Filosofia y Letras, Universidad de Navarra. http://www.unav.es/educacion/filoeduca/Habitos/pagina_2.html)

El dominio o señorío de sí mismo es una de las dimensiones radicales de la libertad humana; y, a su vez, la libertad es una dimensión radical del ser personal. En este sentido, se dice que los hábitos forman una segunda naturaleza. Tras ser engendrados -lo que no ha sido asunto nuestro-, crecemos y nos formamos con la ayuda de la enseñanza, lo cual sí que es obra nuestra, desde nuestra libertad, la cual se prefigura así como una progresiva posesión de nuestro ser que nos permite no estar inermes ante la vida, sino ir haciéndonos dueños de ella. Esto se realiza mediante la creciente posesión de nuestras capacidades o potencias a través de nuestros actos; tal es el despliegue y la autoposesión de nuestro ser personal en que consiste la libertad.

Lejos de ser una constricción para la libertad, los hábitos son por el contrario la imprescindible vía para su realización. Cuando esto no se entiende así es porque se ignora la verdad del crecimiento personal como actuación perfectiva y perdurable, quedándose en la fascinación del instante de la elección, que sólo es el primer brote o manifestación de la libertad personal. Es tal el deslumbramiento de esta vivencia primeriza que se absolutiza el momento, perdiendo la referencia de la temporalidad humana y, con ella, el sentido de asistencia del hábito, tal como si en cada instante de la vida se «reiniciara» el propio ser. Pensando de esta manera, la educación llega a ser imposible, teórica y prácticamente: no cabe pensar en la formación humana si la persona no debe tener o poseer nada que no provenga de su propio acto libre; ni tiene tampoco sentido enseñar si, para la libertad, son un estorbo los condicionantes adquiridos -hábitos- en el ejercicio de lo aprendido.

Por contra, cuando se entiende la libertad como dimensión radical de la persona, y se ve a ésta como unidad sustancial, sólo cabe la referencia a sus actos como único modo de su perfeccionamiento esencial. Estos actos, a su vez, sólo pueden entenderse desde las potencias operativas humanas, que van creciendo y conservando sus incrementos intrínsecamente, en sí mismas. El hábito y la virtud, no son otra cosa que «el incremento en el orden de la capacidad» (L. Polo), y no sólo permiten, sino que refuerzan el crecimiento de la libertad personal.

La diferencia entre hábito y virtud no es de contraposición, sino de complementación. «Hábito» viene de habitus, que significa lo habido o tenido; es la versión de la héxis griega que destaca Aristóteles. Por otra parte, la etimología de «virtud» es sugerentemente ambivalente. En la lengua latina virtus significa poder o potencialidad, y está emparentada con vis, que significa propiamente fuerza o energía; pero también dimana de vir, que se traduce por «varón», pero indicando integridad y plenitud, más próximo en su referencia al adjetivo varonil. Se desprende de esto que la diferencia significativa es de temporalidad; que si bien remiten a la misma realidad, al hablar de «hábito» se señala a la génesis y a la misma cualificación de la potencia -pasado y presente- mientras que el término «virtud» remite a su potencialidad, a la operatividad incrementada cara al futuro. Esto en lo que respecta a su origen histórico y lingüístico; desde la situación actual debe añadirse otra diferencia entre el significado de «hábito» y «virtud»: ésta connota contenido ético más que aquél; en la noción «hábito» la referencia es primordialmente antropológica. En cuanto que la antropología culmina operativamente en la ética, y la ayuda a esta plenitud esla educación, parece más apropiado pedagógicamente hablar de virtud; y así se hará a partir de ahora.

El conjunto integrado de las virtudes personales es lo que se llama «cáracter» o modo de ser. El carácter, pues, más que algo innato o congénito, es algo adquirido a través de las acciones. Una aproximación psicológica y analítica al concepto de carácter es la noción de actitud. No obstante, la noción de actitud no discrimina entre hábitos, costumbres, disposiciones o inclinaciones; por lo cual no es posible asignarle un referente ético.

Acerca de educaenvirtudes

Apasionado de la Educación Personalizada. Convencido de la posibilidad de cambio y perfeccionamiento de las personas en general y de los niños y jóvenes en particular.
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